martes, 18 de noviembre de 2014

Las verde agua


No todos mis zapatos tienen nombre, pero hay algunos que lo reciben rápidamente.
Estas son “las verde agua”, las compré en una feria libre en Tailandia al inicio del primer gran viaje de mi vida. Fue loco, porque en cuanto llegué a Tailandia lo catalogué como el país verde agua y ellas eran exactamente eso: el color de Tailandia.


100 días me acompañaron y me dieron toda la comodidad que necesitaba para mucho caminar. Lindas las verdea gua, compañeras fieles a mis pies se mantienen hasta ahora perfectas, a pesar de haberme costado $2.200. Y espero que sigan aquí por largo rato, recordándome las mil aventuras y Tailandia… que es verde agua.

Anika Diez Célery - @RealColorina - Publicista

martes, 31 de julio de 2012

Me las voy a poner IGUAL

Cuántas historias de mis californianas Chuck Taylor modelo watercolor (me acuerdo exacto porque fue una de mis primeras compras por internet). LAS AMO, y es que una le toma cariño a las cosas, sobretodo a unas zapatillas tan onderas como éstas. Sobreviven desde el 2009, las lavo, las reúso, y ahí siguen. Yo las encuentro tan lindas como siempre. Cuántas idas a la playa, cuántos conciertos donde fueron pisoteadas y alabadas por lo apañadoras, terminaron maltrechas...hace una semana les encontré un agujero entre la suela y la tela, porque no es lona, es tela! así como de algodón...casi muero de puro pensar que no me las iba a poder poner. Entonces dije. LAS PEGO, y me las pongo igual... 

Ante la mirada incrédula de alguien que no se pone nada roto: "cómo vas a andar con las zapatillas pegadas emi..." Como tengo alma recicladora, y rebelde, agarré unos trozos de un jeans roto, me armé de agorex del café, porque mi papá fue lo que me trajo cuando le pedí agorex transparente...en fin.
A puros parchazos internos las pegué. Ni idea como quedaron, porque como es invierno no me las he puesto, las dejé secando y mientras las observaba recordé tantas salidas, y de lo bien que se ve algo de color entre tanto zapato negro...y de lo que me gusta guardar las cosas y usarlas hasta que se desarmen! (se acuerdan de las north star café?) 

Quieranlo o no, yo encuentro que una zapatilla media rotosa da todo el estilo. cuánta historia acumulada... así que, las pegué y me las voy a poner igual!!

Historia enviada por @latentada

martes, 20 de diciembre de 2011

VERDE QUE TE QUIERO ♥


“Fue una intensa noche de carrete en Buenos Aires. Llegué esa misma mañana con mis compañeros a celebrar los 10 años de la agencia. Viajé con ese motivo, pero en el fondo sólo me interesaba despertar lo más temprano posible para irme al Once a comprar cositas lindas para armar mis collares. Sabía que sería un día arduo pues sólo tendría un par de horas para vitrinear y comprar, así que me mentalicé a no dejarme llevar por la cálida noche, la conversa y el copete. Obviamente que mis planes no resultaron como esperaba y terminé acostándome pasadas las 5, jurándome que dormiría sólo algunas horas para salir rauda, cuestión que tampoco fue así. A duras penas salí del hotel poco antes de las 11 am, con el cuerpo reclamándome sueño (soy de las que duerme al menos 8 horas post carrete), con la cabeza como globo, la guata enojada y el cielo lluvioso.
Llegué a destino con una semi caña que me impidió comerme todas esas medialunas que esperaba, con suerte una botellita de agua y ya está, a caminar! Mientras me sacaban la cuenta en el primer negocio, me sentí mal. Tal como con la caña, jajaja. Creí que hasta ahí iban a llegar las compras y que tendría que correr a un baño quizás dónde, pero no!, me aguanté como una mujer y ya está.
A eso de las 13 ya llovía fuerte. Entré a una tienda a comprar un paraguas para seguir mi camino, y a esta altura ya empezaba a pesarme la falta de sueño, el dolor de guata y los pies mojados. Porque, linda yo, no se me ocurrió nada mejor que llevar mis zapatillas de lona negras del demonio, exquisitas para caminar pero definitivamente no aptas para la lluvia. Caminé varias cuadras con los kilos en la espalda -habrán sido 8 o 10- y en una gran vitrina de zapatos chinos, clásico lugar donde no hay prácticamente NADA con onda, las vi a ellas: verdes, sonrientes y exquisitas. Considerando lo mucho que detesto los zapatos puntudos (porque, me disculparán, los pies no son puntudos!!) fue una gran sorpresa, el vuelco del corazón al verlas. Las pedí y me las probé. Maravillosas. Una niña de unos 6 años me observaba del otro lado de la zapatería y me acerqué a preguntarle si le gustaban, mientras se probaba unas botas de princesa. Me dijo que no, que eran feas. Le respondí que yo quisiera unas como las que se probaba, pero que no había en mi número me miró incrédula y me reí. Me las llevo. Me las llevo puestas.
Iba entera de negro, así es que se veían bellas, me sentía una argentina cualquiera :)
Ya eran cerca de las 4 y la mochila me pesaba enormemente, así que caminé varias cuadras hasta llegar al mall, pensando que encontraría casilleros o una custodia. Nada. Decidí caminar un poco más, vitrineando las tiendas de la Av. Santa Fe, seguía lloviendo. El agotamiento me ganó y tomé un taxi hasta El Cuartito para comerme esa delicia de pizza argentina de morrón y aceituna verde. El resto de la tarde la pasé sentada en el lobby del hotel, a la espera del taxi que me llevaría al aeropuerto.
Al llegar a Santiago tras un fallido vuelvo, protagonista de otra historia, noté con mucho pesar que el agua le había jugado una pésima pasada a las verdes, manchándolas y despegándoles la suela. Las mandé a arreglar pero nunca fueron las mismas. Igua las conservo y no olvido cómo me guiñaron el ojo en la vitrina china aquella vez. De vez en cuando las uso y me río pensando en las botas de princesa que hubiera comprado si existieran en mi número”.

 Anika Diez Célery - @RealColorina - Publicista

viernes, 25 de noviembre de 2011

Señorita con zapatos o zapatillas??




"Creo que me llegó la adultez, para no decir el viejazo jajajaja, antes podía combinar todo, pero todo con unas zapatillas, pero ahora miro mi clóset y solo conservo unas de running, lo demás son botines cafés, botas negras, chalas de cuero en camel, negro y otras camel, tengo un par de havaianas blancas, también tengo un par de zapatitos melisa muy bellos, hace poco compré unos zapatos cafe que amé, pero ¿y las zapatillas? ahora sólo funcionales, para hacer como que uno es deportista... ah, también tengo unos zapatos de trekking, grandotes, anti lluvia y todo para los terrenos... pero ¿y la comodidad de mis zapatillas?, siempre he pensado que con mi metro 70 de altura un par de zapatillas me quedan flor y siempre sin taco, ni siquiera zapatillas donors compré, ¿se acuerdan de ellas?, había la variedad suficiente para elegir zapatillas, en cambio ahora, elegir zapatos de "señorita" sin tacos ha sido un parto seco de trillizos, todo tiene tacos enormes, terraplenes o mil flores y colores, osea, no porque seamos mujeres tenemos que adorar los adornos.
Pero filo, encontré mi solución, fábrica de "Romano", hasta descuentos tienen, muchos zapatos de cuero, de colores, sin tanto adorno y la mayoría, sin tacos!!!!!! si señoritas y señorotas altas, sin tacos!!!, hoy ya no tienen que parecer enormes travestis, sólo usen sus lindos y cómodos zapatos Romano con descuento."


Kaliopis Barkos - 30 años - Arquitecta

lunes, 21 de noviembre de 2011

Han caminado como chinas!!!!!!


"Estas chinitas calzadas en mis pies de empanada se remontan a unos 10 años atrás… Así es, 10 años! Cuando las vi en aquella feria artesanal de Viña en ese verano loco que pasé con 2 de mis mejores amigas, fue amor a primera vista. Eran perfectas! Nunca pensé que me quedarían debido a mis rechonchos piecitos y menos que durarían tanto tiempo soportando el darles como caja en la pega, los carretes y en la vida misma.
Son mis compañeras regalonas y le quedan bien a cualquier tenida y, aunque están pa’ la cagá, no las cambiaría por nada y las repararé hasta que se me caigan sola de los pies.
Mis lindas “geishas” negras con kanjis rojos hacen que mis pies se sientan divinos y seguirán caminando conmigo hasta que vean el ocaso del sol naciente."
Dany Ballesteros – Publicista, Redactora Creativa.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Zapatillas con CAÑA



"Dicen que cuando pasas de la adolescencia a la juventud es una de las etapas más difíciles de la vida del ser humano, cuando pasas a descubrir lo que es el amor de quinceañeros, o el comienzo de los descubrimientos sexuales, el fumar a escondidas de los padres y el primer indicio de la futura independencia.
Pero al parecer la etapa más compleja de la vida no se vive ni en la pubertad, ni cuando cumples los 18. Porque los mayores errores en la vida se cometen cuando ya somos “adultos”. Si, entre comillas.
A través de la historia, los mayores conflictos en grandes artistas, deportistas, amigos y conocidos, se da después de los 25 años, quizás se deba a una adolescencia perdida, al miedo de la decepción de los padres que buscaban que fueras un profesional, o a la simple depresión post independencia.
Lo demostraron recientemente los jugadores de la selección chilena de fútbol, que sin ni siquiera tener un título profesional, tienen todo lo que cualquier simple mortal desea materialmente, solo por pegarle bien a una pelota, pero con tanta pelotazo parece que ellos pasan a ser la pelota, o más bien, arriba de la pelota. Y es ahí cuando nos damos cuenta que el común denominador de todos estos casos es siempre el mismo, el maldito alcohol, que hace que las personas cometan errores, pierdan los estribos y muchas veces se denigren por años.
Jim Morrison, Kurt Cobain y la mismísima gran voz Amy Winehouse (Apellido que irónicamente se podría traducir en La Casa del Vino) murieron en una edad clave, los 27 años, y otra vez de por medio hubo drogas y el causante de todos los males de la humanidad, el trago.
Podríamos denominar a estos chicos caídos al arte de la botella, como la edad de las “Zapatillas con Caña” (Para la señal internacional, dícese “caña” el termino chileno para la post fiesta, la famosa resaca), jóvenes que desperdiciaron todo un talento quizás por culpa del cero apoyo familiar, al rechazo de la sociedad, o a la soberbia misma, con lo cual quedaron solos y a merced de la dañina compañía de una copa de vino, una lata de cerveza o una botella de Vodka.
Todos alguna vez hemos caído en la edad de las “Zapatillas con Caña”, el problema está en no quedarnos pegados en una etapa que puede acabar con nuestros sueños, y lo peor aun con nuestras familias y propias vidas.
Pero si debemos tener en cuenta que todos tenemos tejado de vidrio, y que todos nos podemos poner estas zapatillas ya sea a los 15, a los 27, a los 35, e incluso en la vejez, todos podemos caer en esta edad. Termino de escribir esta nota para la reflexión con una Bud en mis manos. ¡Whatssuuuuppppp!."

Claudio Seguel - Redactor Creativo - @cuentosdeseguel

jueves, 23 de junio de 2011

Revival


"Éstas son mi reliquia más preciada. Encontrarlas fue como encontrar un tesoro.
Corría el año 2004 y yo pololeaba con un chico de mi ciudad natal, Limache, pueblo pequeño lleno de antigüedades...entre ellas, zapaterías. Él trabajaba en una de medio tiempo, y un día lo mandan a hacer inventario. Yo era la encargada de llevar los pancitos para pasar el día y en esa tarde...la orden era deshacerse de todos los zapatos viejos, había que regalarlos a algún hogar o algo. De pronto, en unas cajas perdidas sin marca, encontré estas joyitas, digo joyitas porque estaban con su par hermano, las típicas blancas con azul de  mediados de los ochenta. Tal cual. Reliquias originales, y al alcance de mi mano. Me sentí como explorador de las pirámides de egipto jaja. Con ese aroma a plástico viejo..como de muñeca antigua, nunca usadas, esperando por esta amante del vintage y buscadora de tesoros. Después vino el revival de north star se acuerdan? que se pusieron de moda y la empresa repuntó con nuevos modelos rescatando el diseño original, y ahí estaba yo, desde antes, con mis north star café, me sentí pionera del estilo retro (jajaja). De tanto que las usé, y el material viejo, han sido reparadas constantemente, se convirtieron en mis favoritas para tocatas y conciertos, después vinieron los detalles, los remaches para los cordones, y el toque de pintura...Sus hermanas blancas cayeron en las buenas manos de mi madre y aún sobreviven sin ningún detalle adicional. A mi no me recuerdan épocas pasadas, pero me hacen pensar que a veces hay cosas (materiales o espirituales) que uno tiene guardadas mucho tiempo y sin saberlo, son como pequeños tesoros para el resto, y los tesoros son dignos de mostrar.
 Ahora no las uso tanto por miedo a que se desarmen! pero siempre que me las pongo me siento una rockstar... me reviven, y siempre me imagino cuántas cajas de zapatillas desechables habrán pasado por su lado, en esa oscura y vieja bodega, en un pueblo perdido...hasta que vieron la luz. Y tuvieron su propio revival."

@Latentada - Diseñadora gráfica

lunes, 9 de mayo de 2011

La Zapatilla Vagabunda


"¿Cuándo?, sábado 07/05/2011, ¿Dónde? coordenadas 75º sur poniente, Plaza Jacarandá, en la comuna de Providencia, ¿nombre? Ricardo Seven, ¿edad? 39 años, equivalentes a 480 meses o 1.920 semanas, ¿Profesión? Físico matemático nuclear de la Universidad Católica. Sus piernas se disponen en un ángulo de 35º, y como su vida, sus pies muestran por un lado su zapatilla sin marca evidente pero que tiene como recorrido casi dos vueltas a la luna.
En el otro y descubierto al mundo, su pie derecho que muestra la poesía más agresiva del universo, la vida.
Y aunque no lo crean eso que parece una banca es su cápsula espacial en donde vuela cada vez que puede, tratando de descifrar aún a través de los números la función de la vida, creo 3,1415987854632111235645678 función matemática que olvidó gracias a una de  35º."

Eduardo Urzúa, @edurock-Director General Creativo Agencia @Aliciaebp

martes, 3 de mayo de 2011

La Chalita Morgan Perdida

"Esta mañana quería que algo fuera diferente, mientras pensaba que ropa elegir, abro el cajón de la ropa interior y en el fondo veo las pantys rosadas que hace un tiempo compré, justamente porque en esa ocasión andaba con una sensación muy parecida a la de hoy, apenas veo las pantys dije ésta sera la diferencia y podré usar las chalitas Morgan que me regaló mi hermana para mi cumpleaños, comienzo a pensar en el look completo y lo imagino en mi mente ...  ¡excelente! pensé. Busco un vestido negro y me lo pongo, un cinturon rosado bien de barbie que había comprado y que combinaba con todo, las pantys y ahora las chalitas. En la primera búsqueda rápida solo encuentro una chalita, no logro encontrar el par, saco las cajas de zapatos y las comienzo a revisar, vuelvo a revisar el clóset donde debían estar y nada, lentamente comienza a desaparecer la exquisita sensación que experimentaba mientras me vestía... rápidamente la hora avanzaba en esta búsqueda desesperaba, finalmente la visión de llegar atrasada, el taco, el estacionamiento me hacen volver a la monotonía y a la ropa más cómoda, jeans, zapatillas, polera y saliendo para el trabajo."

Babs --- una historia casi anónima

lunes, 2 de mayo de 2011

Cenicienta por meses

"Había una vez, en una vertiginosa ciudad, una princesita bien alimentada que tropezó con el pavimento resbaladizo. Dicha caída trajo como consecuencia una fractura de rodilla y hombro, además de una lesión neuronal que la dejó imposibilitada de realizar ciertos movimientos con el pie izquierdo... gracias a esto, la pobre princesa tuvo que estar en reposo por meses y luego trasladarse en su propio carruaje: una silla de ruedas del año.
Durante todo ese tiempo, tuvo que usar una una órtesis en el pié… un especie de plástico que lo afirmaba para que quedara en su posición normal. Cuando el facultativo le contó sobre ese aparato no le dio mayor importancia, hasta que un día en su casa buscó entre un centenar de zapatos de su ropero un par que le quedara perfecto, pero el aparato imposibilitaba la introducción de cualquier zapato en su pie.
Desconsolada visitó tienda por tienda probándose pares y pares, pero ninguno servía, hasta que llegó a una conocida multitienda y vio un par que le podían servir, pero no eran tan agraciados… descombinaban con todo, no tenían el estilo adecuado y más bien parecían zapatillas de levantarse...
Sin mucha fe se las probó y le quedaron perfectas!!! Eran esas feas botas de lana las adecuadas!!!!
Pasó el tiempo y el molesto aparato del pie ya no era necesario, por lo que el calzado tampoco lo era, a si que cenicienta los escondió al fondo del ropero para no verlos más.
En estos días Cenicienta usa calzado de última moda, pero tiene un cariño especial por esos zapatos que vivieron junto a ella un momento duro, pero con un final feliz."

Nicole Muñoz - @nicolemunozr  - Publicista  de Mayo

lunes, 25 de abril de 2011

En los zapatos de...

"No puedo dejar de pensar en las vueltas de la vida, ahí figuraba yo, resfriada a morir y sin zapatos porque una ola gigante me había cubierto cuando estaba posando para una foto, siiiiiii, fui el hazme reír de cuanto turista andaba playeando este finde, hasta fotos me sacaron, cuek. Bueno, la cosa es que no podía andar sin zapatos y yo no había llevado más pares de Santiago, total pensé, "cuando uno va a la playa, va a hippear". Así que bien mala la cosa pensé yo, hasta que llegó un tío y me prestó unas zapatillas viejas, que había dado de baja ya que no rendían en sus juegos habituales de tenis. Ante mis 38, estás maravillosas lanchas 42 bailaban en mi pie, pero no puede evitar sentir dos cosas, primero un amor casi vintage por tan desgastadas pero a la vez lindas zapatillas, y segundo lo increíble que me resultaba por primera vez en mi vida estar en los pies de mi padrino, un importante coronel del ejército de Chile jubilado hace unos años atrás. Que acto más impactante para mi, jamás un militar ha sido santo de mi devoción, menos aún pensé ponerme jamás en sus zapatos, sin embargo cual acto sicomágico a medida que andaba podía sentir aún más lo que hoy  ese poderoso ser sentía de verdad. Su espíritu, el que alguna vez fue todopoderoso y omnipotente hoy parecía tanto o más gastado que las zapatillas, casi tan abandonado a su suerte como ese par de adidas... tan vulnerable, tan olvidado y ocupado en ocasiones como ellas, porque ellas al igual que él ya no eran ni la sombra de lo que fueron... por primera vez sentí una conexión, toda su vida pasaba ante mis pies y yo ya no le temía. Un sentimiento bien extraño se apoderó de mi, pero pude también verle a los ojos y decirle muy en serio "muchas gracias" una vez que mis zapatos se secaron. Hoy agradezco la oportunidad que a veces te da la vida, de por tan solo unos minutos ponerte en los zapatos del otro, ya que a veces sólo así podemos conectarnos con el lado verdadero de las personas que nos rodean."

Patricia Galleguillos - @Guapita7 - Publicista

Negro que te quiero negro...


"Negro como siempre fantasee, el contacto con mi piel fue perfecto, no apretaba ni quedaba suelto, el tamaño perfecto, textura perfecta, todas mis fantasías con el negro hechas realidad... si claro que te hacen sentir especial!, por supuesto que hay una gran diferencia!, me siento más segura, más satisfecha, mi sonrisa delata el goce, la sensacion de flotar que me inunda, el arqueo de la espalda y el brillo en los ojos...
 Sí, mi primer par de taco aguja.
"

Teo Castillo - Nuestra escritora misteriosa

jueves, 7 de abril de 2011

Mis AdidaS con Caña... Recuerdos de una Navidad por el año....


"Era más que vísperas de navidad… de hecho era un día 24 de Diciembre a las 15:00 hrs. aproximadamente cuando llegó mi vieja del trabajo toda contenta y eufórica… “Negra, vamos a salir!” Recuerdo que tomamos la clásica Canal San Carlos y nos fuimos al Persa de Estación Central.
Cuando nos bajamos el persa estaba lleno, todo el mundo comprando regalos de última hora y tenidas navideñas… entre ellos estábamos nosotras. Mi mamá en ese momento me revela que le habían dado un aguinaldo y que iba a poder comprarme zapatillas pero con la condición que las cuidara para que me duraran todo el año escolar siguiente… Fuimos a uno de los locales y recuerdo con exactitud esas zapatillas… eran unas Adidas negras con caña… las amé… fue tanto lo que me gustaron que me duraron más de lo que mi mamá esperaba… el problema sucitó cundo llegamos a la casa luego de la odisea… como monga llegue a planchar los jeans y la polera que usaría para esperar al “viejo cagao” a eso de las 20:00 hrs., me empiezo a alistar para el evento anual y me chanto las zapatillas… las sentía muy extrañas pero con toda la emoción poco me importaba… a la media hora no sabía que mierda pasaba... me dolían los pies más que la chucha… cuando voy cachando que ambas zapatillas eran del pie izquierdo…. Todo mal!!! De nuevo pegarse el rally a la Estación a cambiar las Tillas nooooo me quería morir!!!! Pero con el tiempo cache que la misma ansiedad que tenía yo por las zapatillas, debió haberla tenido el socio que nos vendió las tillas del mismo pie,  por irse a su casa con la familia."

Romina Becerra - Diseñadora de Vestuario - @Rom_Bec

miércoles, 6 de abril de 2011

Cenicienta por una noche... pero como no es cuento, perdí mi zapato

 "Quería escribir de la vez que entramos a tu casa con los zapatos en la mano y nos amamos hasta quedarnos dormidos de cansancio y placer, pensando que lo mejor sería que nunca más, pero que estuvo rico y de como al final me lancé por la ventana para correr de la furia de tu mujer y olvidé mi preciado par de zapatos escondidos en el cajón y la furia que sentí cuando ella los lució triunfante el día de tu cumpleaños..."

Teo Castillo - Una chica anónima

foto sacada de www.gettyimages.com

El Misterio del Zapato Roto

 
"Hay gente que declara férreamente que la vida tiene misterios insondables, que nuestra capacidad y nuestro conocimiento son una partícula de polvo frente al cosmos y sus grandes enigmas, sin embargo, dada mi naturaleza un tanto pragmática me cuesta entregarme a ese mundo de credulidad ciega y suelo buscar respuestas que según mi lógica existe para todo. Sin embargo, aquella vez, que mi mamá se quejaba debido a que mi hermana menor gastaba sólo un zapato sin entender la razón de tan extraño hábito, hasta yo quedé perplejo. Había partido el año con sus zapatos Pluma negros, que todas las chicas top usaban en el colegio y mi hermana de 11 años en ese entonces, también quiso aplicarle a esa usanza. Al transcurrir un par de meses, la planta del pie derecho estaba tan desgastada que a riesgo de que se le rompiera le compraron otro par; el zapato izquierdo por su parte, estaba casi intacto. ¿¡Pero cómo gastas un solo zapato!? Le decía mi mamá exasperada. Unos cuantos meses más y ahora el par de calamorros de milico (en castigo por no cuidar sus Pluma) corrían la misma suerte. Mi hermana la miraba trémula sin pronunciar palabra ante la amenaza cierta de mi mamá de enviarla al colegio con hawaianas - "mierda si seguís rompiendo un puro zapato" que "¡¡¿Cómo lo haciiiís?!" - Respuesta que ni ella tenía al consultarle cómplice, respecto de que estaba haciendo para romper por partida doble, el zapato derecho y las bolas de  nuestra iracunda madre.
Al año siguiente mi hermana ya dejaba la infancia, dejó de jugar al luche en los recreos y se terminó con esto el misterio del zapato roto."

Dill Huido - Un ser tan misterioso como su historia